LA TÉCNICA ALEXANDER

 

 

COORDINACIÓN CONSCIENTE PARA EL SER HUMANO. La capacidad de parar y reconsiderar nuestras respuestas.

 

La técnica Alexander es un método de autoconocimiento personal que cultiva la capacidad de dirigir conscientemente las respuestas del cuerpo y de eludir de este modo los hábitos inconscientes que interfieren con el desarrollo y la expresión de la persona.

A menudo las personas nos preguntamos cómo estamos diseñados, ¿porqué siempre tropezamos en la misma "piedra"? ¿cómo compaginar la satisfacción de nuestros deseos con las necesidades y condicionamientos externos? ¿cómo optimizar nuestra energía, mejorar habilidades, o como lograr la expresión de nuestro ser íntimo y auténtico?. Son cuestiónes que en mayor o menor medida, todos nos planteamos alguna vez a lo largo de nuestra existencia. A menudo las desechamos por no encontrar respuestas, por pensar que nos complican la vida, o porque sentimos que, si nos detenemos en ellas, nos arrollan los acontecimientos. Otras veces nos hacemos grandes y esforzados própositos por conseguir mejores resultados. En ambos casos, a la larga topamos con las mismas limitaciones, y no podemos entender porqué, a pesar de nuestra voluntad y esfuerzo por hacer las cosas bien, no somos capaces de superarlas.
Esta búsqueda responde a nuestra naturaleza esencial de desarrollo de la conciencia en relación a los procesos de la vida. La técnica Alexander nos ofrece una valiosa herramienta para encauzar esta búsqueda. En base a nuestra respuesta psicomotriz ante un estímulo concreto, esta técnica nos pone en contacto con nuestro ser interior en la interacción con el mundo exterior, en las relaciones personales, en la manipulación de objetos y materiales de nuestro entorno laboral y cotidiano etc. Ese acompañamiento no juzga ni impone respuestas concretas, no se trata de posturas adecuadas o fórmulas correctas, sólo da al alumno la capacidad de reconocer cuando sus actos, a la vez que eficientes y respetuosos con el mundo exterior, están de acuerdo con la salud de su naturaleza interna.
En la actualidad es habitual la preocupación creciente por los efectos que nuestros actos están produciendo en el mundo, los desastres ecológicos y el deterioro de las relaciones humanas. Esto último se manifiesta tanto en los conflictos bélicos a pequeña y gran escala como en las dificultades que experimentamos para compartir nuestro día a día con los demás en una sociedad vertiginosamente cambiante y variada. Necesitamos parar a tiempo y establecer una nueva dirección en la que dirigir nuestra actuación. Sin duda querríamos que esa nueva dirección apuntara hacia la vida y su desarrollo natural y auténtico.
En este punto nos enfrentamos a una paradoja que suele ser la fuente de las resistencias al proceso de cambio: solemos entender por “natural” aquello que surge cuando no pensamos, cuando fluimos sin reflexionar, con el primer impulso. Sin embargo, hemos perdido tanto de vista los auténticos instintos y por otro lado tenemos tan interiorizada una manera de hacer errónea que si obedecemos a nuestra sensación, a nuestro mecanismo automático, a la inercia, desembocamos en los hábitos no deseados pese a nuestra voluntad de evitarlos.
No hemos de perder de vista el hecho de que, si bien deseamos un reencuentro con las leyes naturales que nos aseguren la vía hacia una vida armoniosa y en concordancia con el entorno y con nosotros mismos, esa vía no puede ser la "conocida, cómoda, y, familiar": estos tres términos no son sinónimo de "natural".
Se hace necesario un replanteamiento en el significado del término “natural”, en lo que a mecanismos de conducta humana se refiere. En realidad, podemos sentirnos raros o "poco naturales" cuando no actuamos según los dictámenes de nuestros impulsos nutridos en viejos aprendizajes: la primera vez que tiramos la basura en cubos diferenciados, si comemos alimentos de una textura, sabor y digestión diferente del habitual, si nos planteamos no elevar el tono de voz ante un familiar testarudo, si decidimos afrontar una situación difícil ante la cual siempre nos mostrábamos huidizos, o si mantenemos erguida y abierta la postura en una situación en la que acostumbramos a colapsar el torso refugiándonos cómodamente. Son ejemplos de naturaleza diversa y grado de dificultad igualmente diversa.

Cultivar nuevos hábitos puede parecer un reto asequible intelectualmente, y relativamente fácil a simple vista. Sin embargo, ante una situación donde haya implicados hábitos de tensión muscular y patrones emocionales asociados a ellos, es francamente difícil no seguir nuestra costumbre que de hecho sentimos cómoda y segurizante y que nos atrae poderosamente desde el inconsciente. Un nuevo patrón suele resultar extraño y hasta provocar incomodidad o malestar pasajeros. De otro lado conseguir el cambio de unos hábitos por otros tal vez mejor vistos por los criterios éticos o sociales pero impuestos represivamente no proporciona la experiencia de bienestar y armonía a la que aspiramos.
 La oportunidad de actuar en consonancia con una libertad que está más allá del impulso inmediato y también del control represivo del mismo es parar y considerar conscientemente la dirección deseable para nuestros nuevos pasos. Esta parada es el medio que posibilita eludir nuestros hábitos, el ego, la tiranía del inconsciente, sin imponer  autoritariamente un nuevo constructo. Entonces sobreviene la confianza en la organicidad primaria de la vida cuyo estudio atento y conocimiento señalará el camino hacia un uso respetuoso y saludable de la misma, que aparecerá sin esfuerzo en base al consentimiento.
Así, con la premisa de "no hacer nada y dar permiso a la dirección deseable", en manos de un profesor cualificado de técnica Alexander, el alumno experimenta con una respuesta psicomotriz mejorada. Gradualmente, esta nueva experiencia psico-física, otorga al alumno autonomía y confianza para afrontar retos ante los cuales anteriormente era incapaz de eludir sin tensiones sus hábitos inconscientes.
Un cambio de estas características, requiere decisión, voluntad y también continuidad durante un periodo suficiente para sostenerse ante las resistencias que pueden aparecer. Sin embargo paralelamente es fácil apreciar los logros del proceso y disfrutar desde buen comienzo de la experiencia de liberación de tensiones musculares anquilosadas desde antiguo, de la apertura a una nueva percepcion de la realidad y de la libertad de pensamiento que promueve.

REFERENCIA HISTÓRICA Y ACTUALIDAD



El iniciador de esta técnica, Frederick Matthias Alexander, nació en Tasmania en 1869. Después de haber trabajado un tiempo como minero se trasladó a Melbourne, Australia, y se dedicó a la carrera de actor, en especial como recitador de textos de Shakespeare, consiguiendo un cierto renombre, pues llegó a ser director del Conservatorio Dramático de Sidney. Con los años se vió aquejado en el desarrollo de su profesión por graves limitaciones vocales. Presentaba constantes afonías cuando tenía que realizar actuaciones frecuentes.

Los médicos le recomendaban descanso y así recuperaba la voz, pero no pudieron darle una solución permanente a su problemática. Así fué como empezó a "observar" el funcionamiento de su propio cuerpo ante tres espejos y desde una perspectiva diferente a la de la medicina tradicional. A través de un riguroso y prolongado proceso cientifico experimental creó el concepto de "uso de uno mismo" y formuló un riguroso procedimiento personal y de ayuda para preservar las leyes fundamentales de coordinación en el ser humano.

Llamó “control primario” a una relación entre la cabeza, el cuello y la espalda, óptimamente adaptable a las variaciones en el equilibrio corporal. A través de largos años de experimentación logró formular un proceso de pensamiento en la acción, capaz de eludir los hábitos inconscientes que obstaculizaban el buen uso de ese "control primario". Su formula esencial fué "no hacer y permitir conscientemente una nueva respuesta libre de hábitos". En base a este "no hacer lo que interfiere"  consiguió frenar la problemática que estaba afectando a su voz y en definitiva al funcionamiento de todos sus mecanismos psico-físicos salvando así su carrera como declamador y transmitiendo un método de desarrollo personal que sigue desarrollándose hoy en día en numerosos paises.

Despúes de varios años de experiencia en su tierra natal, Alexander se trasladó a Londres, donde inició su labor docente sobre la técnica que había creado, trasmitiendo su método a un buen numero de seguidores que continuaron su trabajo. Al final de su vida además se dedicó a hacer constantes viajes a los Estados Unidos para dar a conocer su técnica y donde también creó escuela.

Desde su creación, hace ya más de cien años, esta técnica está considerada como una vía no directiva de aprendizaje que, facilitando una experiencia del propio "ser" libre de hábitos limitantes, previene y mejora todo tipo de problemáticas neuromusculares y musculoesqueléticas reconduciendo los efectos psicológicos asociados y facilitando el paso a la energía vital y al bienestar físico, mental, emocional y espiritual.

F.M. Alexander entró en relación a partir de sus investigaciones con numerosos personalidades científicas y estudiosos célebres de la época que se entusiasmaron con su descubrimientos y avalaron públicamente su trabajo a través de diferentes medios.  Algunos de estos son : Sir Charles Sherrington, neurofisiólogo y Premio Nobel en Fisiología y Medicina, Jhon Dewey, filósofo y pedagogo norteamericano, Aldous Huxley, escritor y filósofo inglés, George E. Coghil, anatomista científico y filósofo americano, Nicolás Timbergen, Premio Nobel de Medicina y Fisiología, Frank Pierce Jones, fisiólogo y psicólogo, Raymond Dart, anatomista y antropólogo australiano.

En la actualidad la técnica Alexander está cada vez más presente en centros e instituciones públicas y privadas de Europa y América, en los ámbitos educacional, artístico y de la salud. En España cabe mencionar ejemplo de escuelas superiores de música como el ESMUC en Catalunya o MUSIKENE en el país vasco, los conservatorios Superiores de Música de Aragón, Igualada y Manresa, la orquesta de Valencia y la OBC. También existe una extensa bibliografía en diferentes idiomas, y publicaciones sobre la Técnica Alexander, que son manifiesto de su difusión y práctica iniciada ya hace más de cien años por su creador F.M. Alexander en Inglaterra, E.E.U.U. y Australia. Hace unos veinte años fue introducida en España donde contamos con varias escuelas de formación, una considerable bibliografía en lengua castellana y una asociación de profesores que regula los estándares profesionales, APTAE (Asociación española de profesores de la Técnica Alexander).

MARCO Y CONCEPTOS FUNDAMENTALES DE LA TÉCNICA ALEXANDER


"¿Quién es capaz de hacer que el agua turbia se aclare? Déjala quieta y poco a poco se volverá clara"
Lao-Tzu

“Mientras mantengamos en todo lo que hacemos el principio de no interferir con nuestro organismo nuestras simples acciones cotidianas serán un medio constante de desarrollo psico-físico”.
F.M. Alexander

F.M. Alexander dió a luz su técnica en una época en que surgieron en Europa diversos métodos de crecimiento personal basados en la superación individual de limitaciones o enfermedades frente a una actitud pasiva de la persona entregada a una instrucción externa o a la propia suerte sin mucho margen de elección. De entre estas técnicas podemos mencionar, entre otras, Feldenkrais, Lowen, Eutonía, bioenergética... No cabe duda de que el momento era fértil para la aparición de esta concepción acerca de la condición humana así como no cabe duda de que, en la actualidad  somos herederos de ella y que, seguimos evolucionandola. Al otorgar a la persona un papel de aprendizaje consciente para su bienestar y su maduración  como individuo, se diluye el umbral entre Educación y Salud, acercando también el abordaje de estos campos a los planteamientos de la filosofía oriental e incluso los sistemas espirituales.

Otro concepto que apareció en esta época fué la confianza en un sistema organísmico autorregulador que requiere más de respeto que de un control directivo hacia una hipotética respuesta correcta,

Y por último y tal vez el más importante legado de esta época que removió los cimientos de la Psicología y la Medicina fué la concepción unitaria de la persona en cuerpo y mente, que abarca todas las áreas de comportamiento y expresión de la misma. Este concepto, pilar común al que se acogen hoy en día numerosos acercamientos modernos a la Psicología, la Salud y la Educación, va evolucionando a medida que nuevas técnicas lo abordan, y, sin embargo, en muchas  de ellas puede decirse que es más una aspiración que un cimiento integrado en sus planteamientos. Por otro lado, esta concepción unitaria de la persona, empieza también a ser escuchada en ámbitos académicos oficiales aunque, más aún en este ámbito,  se vislumbra un largo proceso de aceptación, desarrollo y consolidación del mismo.

F.M. Alexander inmerso en estos cambios propios de su época, apoyó su método en cinco principios básicos, que acorde con su espíritu crítico y pionero, no construyó desde teorías ni tomó de otras fuentes, sino que, surgieron durante un proceso de observación y experimentación propios del más riguroso método científico y que están indisolublemente ligadas a la experiencia que otorga la técnica Alexander:

1_ ”La unidad psico-física”:
La cual implica que no es posible separar lo que comúnmente llamamos “físico” de lo que llamamos “mental”.  Del mismo modo tampoco trabajaremos con una parte aislada de la persona (un brazo, una espalda dolorida,una voz quebrada...) sino con la persona total, buscando las causas profundas de la alteración.

2_ “Nuestra apreciación sensorial es defectuosa ya que se basa en hábitos inconscientes y no en la situación real"
Siempre sentimos  correcto aquello que es para nosotros habitual y familiar. Es fácil entenderlo en términos de experiencias corporales: cualquier movimiento o postura diferente, nuevo, lo sentimos incómodo e inadecuado. Nuestro sentido kinestésico (sentido del movimiento, de la posición en el espacio y de la relación de unas zonas corporales con otras y con el todo) se deteriora por causa de nuestro modo habitual de movernos basado en experiencias tempranas de adaptación que no siempre fueron óptimas. Relajar nuestro apego a lo habitual significa ampliar nuestra conciencia sensorial y conectarla a la realidad presente, trascendiendo los rasgos del carácter que enturbian nuestro desarrollo.
Reeducar la apreciación sensorial es importante para ser capaces de detectar, por ejemplo, cuando estamos empleando más energía y tensión muscular de la necesaria. Con el tiempo la nueva experiencia kinestésica también resultará cómoda y nos reportará experiencias más satisfactorias a todos los niveles.

3_ “Nuestro modo  o uso  habitual afecta a todas nuestras actividades”:          
Si no pensamos en cómo hacemos las cosas, siempre actuaremos en nuestra manera habitual, lógicamente la que sentimos  correcta. En una clase de técnica Alexander ponemos atención  en detectar los hábitos inconscientes  de manera que podemos evitarlos a voluntad.

4_ ”Hemos aprendido a perseguir metas  poniendo poca atención al proceso”:

Todos podemos ser sorprendidos realizando acciones -coger un peso del suelo, escribir en el ordenador, o limpiar el suelo de nuestra casa- sin reparar en el modo en que lo hacemos. Cuando prestemos atención al“como”  tanto como al “qué”  hacemos, seremos capaces de cuidar nuestras espaldas al mover un objeto pesado, seguir respirando al concentrar nuestra atención en moldear la escritura, decir las palabras adecuadas, hablar en público sin bloqueos, trabajar ante un ordenador, limpiar nuestra casa con facilidad y buen humor, y un interminable etc.

5_ ”El funcionamiento del organismo humano es óptimo cuando respeta un orden primario”:

Alexander descubrió que el estado de los músculos del cuello,(zona que determina la relación de la cabeza con el tronco), es el factor que afecta sin excepción a cómo  se organiza el resto de la musculatura en cualquier zona del cuerpo. Es importante señalar que no se refiere a una posición estática, rígida, ni en control,  sino a una relación dinámica y de libertad entre la cabeza y el resto del cuerpo.

(Basado en el artículo: ”F.M.Alexander: un regalo desde Australia para el mundo”. Autor: Jane R. Heirich)


En línea con el proceso que siguió su creador para dar  a luz esta técnica, podemos decir que la técnica Alexander no es, sin más, una terapia alternativa ni un método de crecimiento personal ni tampoco un método de rehabilitación física. Aunque sus beneficiosos efectos abarcan todas esas areas, la mejor forma de definirlo es decir que es "un aprendizaje práctico acerca de lo que uno mismo necesita conocer y tener en cuenta para un uso saludable de su organismo en la interacción con la vida".

Siendo la técnica Alexander un metodo como hemos expuesto totalmente integrado con el concepto de unidad de la persona, las mejoras psicofísicas que provee repercuten directa e inmediatamente en estados globales más satisfactorios, abre el camino a la creatividad y la percepción amplia de la vida en todas sus dimensiones, emocional, afectiva, relacional, laboral, social, espiritual...etc



BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS.


"No nos interesan las estructuras en movimiento sino la voluntad y el deseo que hay detrás del movimiento"                                                                                                                      
Walter carrington

  A partir de la cita anterior y afianzados en la unidad cuerpo-mente en que es pionera esta técnica, podemos adentrarnos en una descripción específica de los principios anatómicos que la fundamentan.

F.M. Alexander descubrió  que el equilibrio adecuado de la cabeza (ubicación clásica de la "mente") sobre la columna vertebral ( eje principal del "cuerpo") es determinante del equilibrio integral de la persona no sólo a nivel físico sino también mental, emocional y espiritual, ético o moral, si así se quiere considerar. Es decir cualquier esfera de la persona.

Según este descubrimiento, todos los hábitos reflejados en el cuerpo y la musculatura, tienen su origen en una perturbación de ese equilibrio de la cabeza sobre el atlas, última vértebra cervical. Cuando la articulación de la cabeza sobre el atlas está libre, nuestra estructura corporal puede erguirse sin problemas, y, tanto nuestro cuerpo como nuestros pensamientos y emociones, pueden fluir y expresarse libremente.

La región del cuerpo donde esa triple relación (cabeza, cuello, torso) tiene lugar es un torbellino de coordinación muscular. Ahí es donde hombros y brazos ejercen su influencia deformante durante muchas de las actividades que emprendemos. Es donde las pautas de respiración defectuosas transmiten un espasmo excesivo a los músculos de la sección inferior del cuello y las costillas superiores. Es donde los mecanismos del habla y la deglución necesitan una postura vertebral razonablemente correcta como condición del buen funcionamiento del esófago, la tráquea y las estructuras vocales a ellos asociadas. Muy cerca de ahí pasan vasos sanguíneos y nervios de gran importancia y complejidad que afectan la base del cerebro, la respiración, el ritmo cardíaco y la presion sanguínea.

Hoy en día la teoria pionera de Alexander sobre la importancia de la posición de la cabeza está  completamente reconocida entre anatomistas y fisiólogos. F.M. Alexander entró en relación a partir de sus investigaciones con numerosos personalidades científicas y estudiosos célebres de la época que se entusiasmaron con su descubrimientos y avalaron públicamente su trabajo a través de diferentes medios.  Algunos de estos son : Sir Charles Sherrington, Premio Nobel en Fisiología y Medicina, Jhon Dewey, filósofo y pedagogo norteamericano, Aldous Huxley, escritor y filósofo inglés, George E. Coghil, anatomista científico y filósofo americano, Nicolás Timbergen, Premio Nobel de Medicina y Fisiología, Frank Pierce Jones, fisiólogo y psicólogo, Raymond Dart, anatomista y antropólogo australiano.

Una de las muchas maneras de ilustrar este principio es a tráves del funcionamiento del aparato vestibular del oído interno, el cual nos proporciona información acerca de nuestro equilibrio y las variaciones de presión que actúan sobre el cuerpo: cuando nos movemos el aparato vestibular nos informa de lo que ocurre y tambien de la orientación en el espacio y en relación a la gravedad, los pies en el suelo, las nalgas en el asiento, la espalda cuando estamos acostados...etc. En el llamado "laberinto" del oido hay cavidades colocadas en ángulo recto en tres planos llenas de un líquido gelatinoso y provista de pelos, "máculas", que son arrastrados por el líquido según los cambios de posición de la cabeza. Todo esto envía información al cerebro acerca de las posiciones que el cuerpo adopta en el eje vertical y el eje longitudinal (arriba-abajo, derecha-izquierda, delante-detrás), y también acerca de la aceleración y desaceleración de los desplazamientos.

Lo que nos ocurre muchas veces es que el aparato vestibular sacrifica su posición primaria para la consecución de necesidades inmediatas a satisfacer (no perder un autobus, alcanzar un libro en un estante demasiado alto, lograr un mayor estiramiento en una zona corporal determinada,realizar un movimiento que suponga esfuerzo...etc.).

Rara vez caemos en esos intentos porque la postura compensa cualquier desequilibrio con sobrecargas musculares y de las articulaciones. El problema es que esta compensación en situaciones repetidas distorsiona la información que recibe el cerebro y como resultado lo que percibimos como una postura naturalmente equilibrada no lo es: puesto que no perdemos el equilibrio y no caemos al suelo, las "máculas" en el laberinto del oído envían una información positiva, y quedan ignoradas las tensiones ocasionadas para lograrlo. Es lo que Alexander denominó como "apreciación sensorial errónea".

Lo que Alexander descubrió es que para mantener el funcionamiento adecuado es necesario mantener el equilibrio de la cabeza en relación adecuada al movimiento global del cuerpo. La cuestión no es, obviamente, no mover la cabeza de su lugar anatómico neutro. Este procedimiento anularía toda calidad vital y bloquearía cualquier expresión. De lo que se trata es de encontrar  en cualquier combinación cinestésica una coordinación y tonía muscular  que conecte el todo corporal en la forma más económica posible y sin consecuentes contracturas y tensiones. A este respecto, el propio Matthias Alexander insistió en que su técnica no trata sobre adoptar determinadas posiciones, sino sobre mantener la cabeza en una relación de libertad con respecto al cuerpo en cualquier posición.

F.M. Alexander percibió y analizó a través de su trabajo una evolución específica del ser humano íntimamente vinculada a la evolución de la mecánica y el equilibrio corporal. Como seres bípedos evolucionados desde otros estadios hemos desarrollado la capacidad prensil de las manos, el equilibrio de la cabeza en lo alto de la columna y la mirada que abarca amplios horizontes. Paralelamente a ello, hemos sido capaces de establecer una vida en comunidades, elevar estructuras complejas que nos sirven de cobijo, crear un lenguaje avanzado, establecer sofisticados medios de conmunicación, y, trascender desde los instintos más impulsivos a sentimientos altruistas y solidarios. O si no más en el camino estamos.

BENEFICIOS DE LA TÉCNICA ALEXANDER

 
"Eso es realmente  lo que nos ocupa: la dirección consciente de la energía". 
Walter Carrington

Además de ser una herramienta para la armonización física la Técnica Alexander  inseparablemente nos ayuda a:

- confiar en nuestras capacidades internas para la vida y a definir nuestros verdaderos deseos así como a reaccionar en un modo más saludable ante las adversidades.

- Conocer la experiencia de  una mente-cuerpo coordinados en armonía como base para la práctica de cualquier habilidad o de cualquier otra forma de auto-conocimiento.

- limpiar los canales de comunicación de patrones emocionales no deseados en todo tipo de relaciones (familiares, laborales y/o sociales).

- Optimizar la relación entre respeto al entorno y libertad individual.


Durante una clase de técnica Alexander se suelta el patrón de coraza muscular que nos tiene atrapados en limitaciones físicas, mentales y emocionales. El estado de ligereza "no habitual" que se genera abre la posibilidad de un nuevo modo de relacionarse con los estímulos cotidianos.

Sostener este estado al retomar contacto con la rutina requiere constancia durante un cierto periodo. En el proceso de cambio pueden aflorar dificultades no resueltos satisfactoriamente en el pasado, brindando la oportunidad de responder de una manera diferente y más sanadora ante ellas. La experiencia reiterada y regular que ofrecen las clases de técnica Alexander ayuda a sostener ese proceso.

La Técnica Alexander nos ofrece un aprendizaje para la vida sin ejercicios repetitivos ni entrenamientos mecánicos. Avala el mantenimiento de la energía vital, nos preserva del hábito y de las rutinas que suelen minar la alegría y el deseo de vivir. Facilita el contacto permanente entre lo que "soy" y lo que "hago" como vía preventiva, restauradora y creadora. Nos muestra que soltar las tensiones no significa desplomarse.

Normalmente con un proceso suficiente de clases estos cambios se integran de manera fluida en la vida diaria. La técnica Alexander es un trabajo de incidencia profunda en las estructuras físicas  y psíquicas de la persona y como tal mueve también el campo emocional canalizando un nuevo constructo global más saludable. El modo en que actúa es dando a la persona una experiencia de estar libre de los patrones habituales que conforman su cuerpo y su carácter y que hace de referencia para adentrarse en lo cotidiano.

El proceso de deshacerse de las tensiones que sujetaban el viejo patrón puede facilitar en la persona percepciones de las carencias tempranas que le llevaron a crear tales estrategias para la vida y puede sentir el deseo de abordarlas de modo terapéutico.  Puede darse que un profesor de técnica Alexander tenga un currículo que cubra este campo y por tanto pueda proporcionar también este tipo de acompañamiento. De no ser así el alumno podrá optar por buscar un terapeuta de su agrado y podrá, si es su deseo, compaginarlo con las clases de técnica Alexander.

La experiencia previa de libertad obtenida con las clases de técnica Alexander es un recurso de inapreciable valor a la hora de adentrarse en un proceso de terapia que revive emociones conflictivas, actuando a modo de referencia para volver a estados de calma y equilibrio con los que la persona ya está familiarizada. El camino hacia la luz queda marcado con la huella de esta experiencia y esto evita que la persona se quede en la profundidad de las emociones demasiado tiempo y sin recursos propios para el camino de vuelta. Por la misma razón, seguir con clases de técnica Alexander paralelamente a la terapia es a su vez un refuerzo seguro para acompañar el proceso total.

“Mientras mantengamos en todo lo que hacemos el principio de inhibir interferencias con el control primario nuestras simples acciones cotidianas serán un medio constante de desarrollo psico-físico”.

F.M. Alexander


 A QUIEN AYUDA



En principio las motivaciones de las personas que acuden a clases de técnica Alexander pueden agruparse en tres ámbitos:

- problemas musculo-esqueléticos o vocales

- superación de limitaciones en el desarrollo de su profesión. Aquí destacan los casos de personas relacionadas con el mundo escénico o el trato con el público (actores, bailarines, cantantes, deportistas, maestros...etc) y también aquellas relacionadas con profesiones que por su exigencia en cuanto a movimientos repetitivos tienden a ocasionar tendinitis, lesiones musculares y articulares.

- crecimiento personal: En ocasiones el proceso de técnica Alexander finaliza con simplemente una mejora de los mecanismos de la coordinación, sin embargo, la persona receptiva, desde la libertad en el equilibrio del cuerpo descubre la resonancia que estas mejoras tienen en su mundo afectivo, emocional, relacional, abriendo puertas a percepciones más conscientes y maduras de sus conflictos genuinos con la vida.


Con este amplio denominador común podemos señalar más concretamente las razones más frecuentes por los que personas de toda clase, edad y condición buscan ayuda en la técnica Alexander:


-Problemas musculoesqueléticos

-Problemas vocales, visuales y auditivos y sus repercusiones en la integridad psicofísica.

-Problemas circulatorios

-Imsomnio, ansiedad, pensamientos repetitivos, irritabilidad, migrañas, depresión

-Asma y problemas respiratorios

-Déficits de atención, concentración

-Mejora de habilidades físicas, artísticas o manuales (músicos, actores, bailarines, pintores, escultores, deportistas, practicantes de yoga, artes marciales, carpinteros, modistas, zapateros, peluqueros...etc.)

-Miedo escénico

-Embarazo, parto y posparto

-Cuidado infantil

-Relaciones, habilidades sociales y gestión emocional.


A pesar de su profundo efecto, ésta es una técnica de sencilla aplicación, al alcance de todo tipo de personas, que no necesita de ninguna preparación ni bagaje anterior y que puede beneficiar tanto aspectos profesionales como cotidianos.  La Técnica Alexander entroncando con el ámbito de Educación para la salud propone la toma de responsabilidad en el uso que hacemos de nuestro ser en su interacción con la vida, y, el tratamiento consciente de los hábitos inadecuados  como vía para la maduración personal, y, en el caso de niños y jóvenes colaborando en una estructuración más saludable e íntegra de sus capacidades.


FORMACIÓN

Las personas que ostentan el título de Profesores de la Técnica Alexander, reconocido internacionalmente por las asociaciones legales que cuidan del mantenimiento de los estándares de esta profesión, han cursado un mínimo de tres años consecutivos en calidad de enseñanza continuada con un total de 1600 horas.

La asociación de profesores de la técnica Alexander de España es APTAE, fundada en 1998.

En España contamos con tres escuelas de formación reconocidas por esta asociación:

BARCELONA

LÉSTUDI:
Centro Técnica Alexander Barcelona

c/Mercedes, 18 1º 3ª
08024 Barcelona
Telf: +34  93 213 7696 / 636 835 221
Email: info@estudifmalexander.com
Web: http://www.estudifmalexander.com
Blog: http://nicagimeno.blogspot.com


TAT: 
Tècnica Alexander Terrassa
C/ Sant Isidre, 80
08221 – Terrassa
Tel: 93 783 7523 / 687 49 4416
web: tatbcn.eu
e-mail: info@tatbcn.eu


MADRID
Centro de Enseñanza constructiva
Calle Edgar Neville 5, 6ºF
28020-Madrid
Tel: +34 635 980 744
E-mail:info@tecnicalexander.org
Web: www.tecnicalexander.org